La política vuelve a dispararse de nuevo. Sumando a la tensión de la precampaña electoral, ahora toca cerrar los procesos de negociacion de pensiones y ámbitos laborales con los sindicatos, y la reforma de las cajas de ahorros y mercado financiero con el resto de partidos.
Hay un ataque feroz contra los sindicatos. Un tertuliano supuestamente de prestigio se ha permitido decir en TVE que son los culpables de que no salgamos rápido de la crisis, porque se niegan a una reforma de la negociación laboral y abaratamiento del despido. Como dato ha dicho que pese al incremento del paro los salarios reales han subido, lo cual es mentira, y que con el paro que hay esto no debería haber pasado. Esto demostraría que los sindicatos solo protegen a los que tienen hoy empleo fijo.
El problema es que son insaciables. Ya no basta con echar a cuatro millones a la calle, de abaratar y facilitar el despido hasta términos insoportables, sino que hay que modificar la ley de huelga y la negociación sindical, para que cuando haya que discutir algo, en circunstancias ya de debilidad sindical, todavía se tengan menos herramientas, y la indefensión del trabajador sea completa.
La derecha de este País, como brazo ejecutor de los empresarios españoles, aparte de muy poca calidad personal, (¡vaya candidato que nos proponen!), enseñan que solo importa su beneficio, y a muy corto plazo. Aquí no interesa hacer país, formar ciudadanos y distribuir riqueza entre todos. La meta es ganar más que ayer, y en menor plazo, y si para eso hay que anular elementos básicos de organización social, con calumnias, miedo y descalificaciones, aparecerán voces “autorizadas”, y medios “independientes” que harán el trabajo sucio, a cambio de las correspondientes migajas.
Y queda el asunto de las cajas, cuya solución propuesta por el señor Fernandez Ordoñez es su bancarización. No sé si el modelo actual reune todos los estándares de rentabilidad y transparencia. Pero sé que lo que gastaban en obra social no lo hacía ninguna otra institución, y su control parcial por los impositores lo mantenía relativamente lejos de las corporaciones bancarias, modelo para este señor pero causantes del drama económico que padecemos.
Los “mercados” exigen su conversión en bancos, para poder comprarlos a precio de saldo. ¿Hasta cuando Europa seguirá soportando la dictadura de aquellos que nos han arruinado? ¿Cuando los europeos, con los líderes actuales o con otros, se preocupará de controlar a la bestia en lugar de satisfacer sumisamente su insaciable apetito?
